viernes, 5 de octubre de 2007

capitulo 20

Estaba oscuro cuando abrió los ojos. Pero empezó a acomodar su vista a la noche minuto a minuto. Sin embargo no reconoció la habitación donde estaba. Definitivamente no era su casa, sino un lugar en el cual nunca había estado. Trató de levantarse y notó que tenía amarradas las manos a la cama. Estaba cautivo. Pero ¿cautivo de quien?
La verdad, no se acordaba de nada. Solo recordaba una especie de luz blanca que lo había bañado completamente, y luego la oscuridad fueron dueño y señor de todo lo que el conocía como real. Pero todo esto no era real ¿o si? ¿era real todo aquello? ¿o estaba soñando?
No sabía la hora. El transcurso del tiempo se habia vuelto algo insipido, hasta incoloro, si era esto posible. Trató de deshacirse, pero fue imposible. Y al prenderse subitamente la luz, sus ojos se entrecerraron, evitando la luminosidad. Hagase la luz, aunque la luz sea molesta. Y había un hombre.
-Bienvenido a la Villa Los Cipreses.-le dijo. Por la ventana, una casa en la colina brillaba con luces propias. En aquella villa era de noche.
Sin duda alguna, Ignacio había cruzado el umbral de lo que era real, y había despertado en aquel limbo. El limbo de las almas perdidas.
-Te enseñaremos lo que hay en aquella casa en la colina-le dijo otra voz.-TE hemos echo pruebas. Eres uno de los índigos.
-¿De los que?-se acercó una enfermera, con una inyección. Ni siquiera sintió el punzazo. Pero si sintió como el sueño caia sobre el hudiéndose en el sueño más profundo, en aquella noche extraña en una ciudad fantasma llena de actividad paranormal.

CONTINUA 14 DE OCTUBRE

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