lunes, 11 de junio de 2007

capitulo 4

Las sabanas estaban manchadas de sangre, le habían puesto tubos, y las ordenes de los paramedicos se escuchaban uno por encima del otro y la multitud mirando, murmurando. La entraron a la ambulancia, acompañada de su madre, que no podía creer que todo hubiera ocurrido tan rápido. Solo quería comprar un nuevo set de cuchillos, nada más.
Adentro, en el Centro comercial Los Cipreses, la dependiente del local de artículos para cocina, "El ultimo suspiro", Johana Lastarria, estaba sentada, con un vaso de agua que tiritaba en sus manos pálidas como la nieve. Dos hombres trataban de tranquilizarla. El sector de los cuchillos seguía votado, y la sangre estaba secándose alrededor del perímetro.
-Todo fue demasiado rápido-dijo Johana-No entiendo como... estaba esa jovencita... no más de 14 años... con su mami. Su mami que se voltea y simplemente... simplemente los cuchillos se enterraron en el cuerpo de la joven.
-¿No lo viste?-le preguntó uno de ellos.
-La verdad, no vi nada. Simplemente se acercó la madre de la joven, y acto seguido, cinco cuchillos estaban enterrados en el cuerpo de la infortunada, como si fuera alfiletero. No creo que vayan a salvarla.
Afuera, la ambulancia aullaba con dos colores, la madre tomándole la mano a su hija, su única hija, con el vago recuerdo de haber visto una sombra, alguien ahí, que nadie podía ver, pero que estaba allí de todas formas.
Todos los esfuerzos fueron en vano. La muchacha murió y las lágrimas que se vertieron sobre su tumba fueron dolorosas, silenciosas.
Pero la vida continua... crecemos, nos desarrollamos, envejecemos... algunos no vivimos para contarlo. Otros viven para sufrir, el resto para reír. Poco a poco el Mall del Centro Los Cipreses empezó a tener fama de estar embrujado.

1 comentario:

Holblita dijo...

creo que no entendiste el final.