martes, 19 de junio de 2007

capitulo 6

Las noticias cubrían toda la plana: una nueva víctima había muerto en la Carretera de la Muerte, y correspondía a Matías Larragibel, trabajador de Multi Tiendas Davon, y pololo de Claudia. Como era posible que las autoridades encargadas no hicieran algo al respecto, como era posible que hubiera muerto tan joven, con tanto camino por delante, y una promesa de amor inconclusa. Tantas preguntas sin responder, tantas respuestas que se esperaron, y nunca se obtuvieron estaban enterradas bajo dos metros bajo tierra.
El duelo de Claudia fue largo, y el dolor muy hondo. Pero cuando Jaime, el nuevo encargado de Jardines e Interiores se hizo presente, los ojos de la mujer se posaron en él. Y Jaime se presentó frente a su jefe, autoridad de ese perímetro en particular, quien le explicó cada una de sus funciones, sobre todo la función de la fuente. Ese mismo día, ya terminada el horario laboral, y ordenando todo para irse, Jaime vio unas luces. Las luces provenían de la fuente. Como era el último que iba quedando, observó el fenómeno un par de horas. No había luz, ni natural ni artificial que pudiera reflejarse en la fuente, por lo que parecía extraño ¿habían visto este fenómeno los otros trabajadores?
No comentó nada a nadie durante un mes. Fue la primera vez que conoció a Claudia. Tenía pretextos para acercarse a ella, así que en un break en el trabajo le dirigió la palabra.
-¿Estás seguro?-le preguntó ella.
-Sí. Eran luces bastante destelleantes, y juro por Dios que no había nada prendido capaz de reflejarse en la fuente. Por eso te pregunto, con todo respeto, si Matías vio algo.
Ella pensó:
-La verdad es que no. O nunca me lo comentó. Sí pasaba muchos malos ratos con las averías diarias de la fuente, pero más allá de eso... nunca me dijo nada más.
Claudio miró la fuente. Se veía desde el patio de comidas, lugar donde estaban sentados los dos conversando.
-¿Vamos?-le invitó.
-¿Qué?
-Claudia, la única manera de salir de la duda es que los dos nos acerquemos a ver bien el funcionamiento de esa cosa.
Ella aceptó. El guardia, que los conocía, los dejó pasar con un saludo. El jefe de piso no estaba, y aprovecharon de acercarse a la fuente. Y allí estaba, el ángel esculpido en piedra, vomitando agua, eternamente. La gente compraba a su alrededor, concentradas en sus propias vidas.
-Es una fuente común y corriente-observó Claudia, tocando el plató. Sin embargo, de un momento a otro la boca del querubín empezó a gorgorear, y a salpicar solo gotas de agua. Dio un paso hacia atrás. Jaime la retuvo, a la vez sintiéndose protector de ella. Miraron la fuente, que no dejaba de borbotear. De un segundo a otro, empezó la fuente empezó a temblar, suavemente, sin dejar de hacer ruidos gorgoreantes. De la boca del ángel empezó a salir barro.
-¿Barro?-se extrañó Claudia. El temblor de la fuente se intensificó. La gente alrededor empezó a aglomerarse para ver el fenómeno. Hasta los trabajadores de turno estaban fascinados con lo que veían. Pero ya no lo estuvieron, cuando empezó a vomitar agua como si fuera manguera. El chorro era tan potente, que muchos cayeron al piso, de culo, y esto generó una estampida. Porque no era agua lo que surgía de la boca de la escultura. Era sangre.

continuara...

1 comentario:

lola dijo...

ya wena la historia..
siga asi