capitulo 14

Dicen que algunas personas son más sensibles que otras, y algunas que lo son tanto, que no entienden muy bien las señales que se encuentran en su diario vivir. Los más entendidos los llaman, personas INDIGOS, sensibles a los espíritus. Estos INDIGOS, son especiales. Muchas veces ignoran que tienen ese potencial: Carmen lo ignoraba. Y cuando llegó y estacionó su auto, y vio a la mujer llorando, no vio algo pálido como la mayoría, o simplemente sintió un frió al pasar. Sencillamente la vio, frente a ella, y se acercó.
-¿Necesita algo?-le preguntó, pero la mujer solo apuntó hacia abajo. Abajo de ella solo estaba el suelo, por lo que Carmen no entendió el mensaje-.Te vez algo pálida-le dijo, en cambio. La mujer no se inmuntó. Sus ojos dibujaban lastima y cuando Carmen la tomó de la mano, pudo hasta tocarla.-Ven.-esto, pareció extrañar a la aparición.
-¿Me escuchas?-preguntó.
Carmen, un poco extrañada por su delgada voz, le dijo:
-Claro que te escucho. Ven. Dejame ayudarte.
-Nadie me ha escuchado durante cientos de años ¿eres una de ellas?
Esto pareció extrañarle.
-¿Una de quienes?
-Eres parte de los Indigos. El concilio...
-¿Concilio?
-Oh, ya veo. No conoces a los diez...
-¿De que estas hablando?-le preguntó Carmen-Ven, sigueme.
Ella lo siguió.
-A todo esto-quiso saber Carmen-¿Cómo te llamas?
-Isabel.
Y se adentraron en el Centro Comercial Los Cipreses, sin saber a ciencia cierta lo que le esperaba. Eran las 18:35 y contando...

continua el 20