capitulo 5
1974
Villa Los Cipreses.
Nace por necesidad de las personas de ganar dinero, con la cosecha de lechuga, papa y repollo, y pronto empezaron a construir cerca del perímetro. La villa era tranquila, y la gente terminó conociéndose entre ellos, y generando un grupo humano de amigos, que se ayudaban cuando estaban en problemas y se apoyaban en todo momento. David y Jimena eran espectadores de esta parte del tiempo. No eran vistos, porque ellos no correspondian a ese momento. Eran meras apariciones, fantasmas del futuro. La gente solía pasar cerca de ellos, sin sentirlos. De vez en cuando los perros lograban ver algo y ladraban hacia el cielo, con un sonido lastimoso, casi una melodía melancólica bajo el sol de la tarde, o testigos de una luna llena que suspendía sobre el cielo.
Nada parecía afectar a las miles de familias que allí residían. No, hasta que un hombre, con nuevas ideas, llegó al lugar diciendo que su nombre era Malaquiel. Pero no se presentó ante cualquier persona, sino al presidente de la Junta de Vecinos, Don Antonio Millar.
-Me he quedado un par de días observando los trabajos que aquí se realizan-le dijo Malaquiel-Se que las ganancias de la Cosecha muchas veces no cubren todas las necesidades. Y he pensado en acercarme a Ud para ofrecerle una nueva idea: crear una fuente energética completamente autónoma.
-¿Es decir?
-Que tendrán un gasto menos. Eso es lo que quiero decir-le comunicó, con una gran sonrisa. Se echó hacia atrás en el asiento, y preguntó-¿Y? ¿Qué le parece?
-Y como vendría siendo esa fuente energética de la que me habla?
Sacó un papel enrollado, lo estiró sobre la mesa y dijo:
-Este es el plano. Se que usted construye. De echo, se que usted ha sido el cerebro tras el diseño de esta villa ¿Qué le parece?
-¿Que son las luces del norte?-preguntó Antonio, apuntando una flecha en el plano donde estaba escrito eso.
-Eso es para largo-dijo sacando ahora una bolsa de plastico, muy pequeña, y echando un polvo sobre la mesa.-Y empieza con Erase una vez-soplo el polvo, el cual Antonio respiró por completo, cayendo sobre la mesa inconsciente.
Asi comienza el principio del libro de Malaquiel
1 comentario:
Holis
pa que no digas que no te saludo
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